La seducción de la tela, la fascinación por el arte que se despliega de cada corte y de cada propuesta. Una pasarela que expone -y potencia- los talentos que se imponen en el mundo de la moda.
Por María José Troya C. Fotógrafo: @naitsabes_ph/ @quitofashionnight
Quito Fashion Night se ha convertido en una de las plataformas más importantes -e interesantes- del diseño en Ecuador. Desde la visión de su creador, Pietro Pólit, esta es una vitrina que va más allá del concepto de moda: es una iniciativa sólida que vincula a los diseñadores locales e internacionales, a su obra, a modelos, a artistas y demás gestores importantes que se integran para consolidar una puesta en escena que trasciende y que pretende visualizar la trayectoria -y obviamente la más reciente colección- de cada uno de los diseñadores.
En esta ocasión, fueron siete propuestas: seis nacionales y una internacional con la presencia de Custo Barcelona con su colección Objeto del Deseo. Con fluidez, eclecticismo, piezas tornasol, vibrantes texturas llenas de brillos y su estilo juvenil característico, el diseñador español demostró porqué es uno de los iconos vigentes de la moda. Además, estuvieron Valeria Bazante con su colección de carteras y zapatos, fantástica como siempre, Ámbar y Arena de Nancy Espinoza quien se llenó de aplausos por una colección coherente y moderna; Stephanie Ruiz con la feminidad que la caracteriza y volúmenes tan elegantes como imponentes en cada propuesta; Milú Espinoza con cortes amplios y geometrías fascinantes; Gustavo Moscoso siempre a punto con prendas que demuestran, con practicidad, la elegancia cotidiana. Anabel López, por su parte, jugó con la innovación, con sus raíces ecuatorianas que ahora se han fusionado con su experiencia de vida en Asia.
Quito Fashion Night fue una noche en la que se develó, con gran acierto, el trabajo e investigación de los diseñadores ecuatorianos para seguir expandiendo su obra y, por ende, la marca del país. No es casual que, ahora que han empezado las Semanas de la Moda en todo el mundo, veamos cómo van calzando justamente todas estas propuestas -a diferentes escalas-. Esto nos indica que no solo estamos en buen camino, sino que la visión integral del circuito de la moda nacional se acopla de manera ágil y estratégica a las grandes demandas del mundo de la moda.