

Redacción: Cosas / Foto: Getty Images
La monarquía británica atraviesa uno de los momentos más delicados de los últimos años. El rey Carlos III ha iniciado un proceso formal para retirarle al príncipe Andrew sus títulos reales y le ha solicitado abandonar Royal Lodge, su residencia en Windsor. La decisión llega tras el resurgimiento del escándalo vinculado a Jeffrey Epstein y a las acusaciones de Virginia Giuffre, su presunta víctima.
La polémica que rodea al duque de York se reavivó tras la publicación póstuma de las memorias de Giuffre, tituladas “Nobody’s Girl”, donde reafirma que fue víctima de abuso sexual por parte del príncipe cuando era menor de edad. Aunque Andrew ha negado rotundamente las acusaciones, el daño a la imagen de la familia real británica ha sido profundo. Fuentes cercanas al palacio confirmaron que el monarca busca “proteger la integridad de la institución” y marcar un precedente en cuanto a responsabilidad y transparencia dentro de la Corona.
De acuerdo con un comunicado oficial del Palacio de Buckingham, el rey ha dado inicio a un proceso que le retirará al duque el uso de todos sus títulos y honores reales, incluyendo el de Su Alteza Real (His Royal Highness). El documento también detalla que Andrew deberá abandonar Royal Lodge, su hogar desde 2004, y mudarse a una residencia privada fuera del complejo real. Esta medida pone fin a décadas de privilegios y marca un cambio profundo en su posición dentro de la familia Windsor.
“Su Majestad ha tomado esta decisión tras una profunda reflexión, convencido de que la monarquía debe mantenerse del lado de la verdad y las víctimas”, indica el comunidaco.

Este movimiento representa una de las acciones más contundentes del reinado de Carlos III y busca restaurar la credibilidad de la monarquía británica ante la opinión pública. Aunque Andrew conserva legalmente el título de Duque de York, la decisión implica que no podrá ejercer funciones oficiales ni representar a la Corona en ningún acto público. Asimismo, su página en el sitio web de la familia real ya ha sido actualizada para reflejar su nuevo estatus y se pide que de ahora en adelante se refieran a él como Andrew Mountbatten Windsor.
El caso ha generado gran debate en Reino Unido sobre la necesidad de mayor rendición de cuentas dentro de la realeza, y sobre cómo las instituciones históricas deben adaptarse a las demandas éticas del presente. La decisión del rey Carlos no solo afecta al futuro del príncipe Andrew, sino que también marca un antes y un después en la historia de la Casa de Windsor. En un contexto de escrutinio mediático y social sin precedentes, la monarquía británica busca mostrar que ningún miembro está por encima del deber moral y la justicia.
Con esta medida, el monarca reafirma su compromiso con la transparencia y con un nuevo tipo de liderazgo real: uno que prioriza la responsabilidad por encima del linaje.