
Redacción: Cosas / Fotos: Kylie Jenner vía Instagram
Este martes, la empresaria y fundadora de Kylie Cosmetics revivió su icónica etapa conocida como “King Kylie”, lanzando una colección cápsula inspirada en esta era que marcó un antes y un después en su imagen pública y en la estética de toda una generación digital.
Antes de convertirse en una de las mujeres más influyentes de la industria de la belleza, Jenner utilizaba “King Kylie” como su alter ego en redes sociales. Con el cabello azul, una estética marcada por la rebeldía y las referencias a los años 2000, se posicionó como un ícono cultural entre los adolescentes y jóvenes de la época.
La nueva colección de Kylie Cosmetics retoma elementos característicos de aquellos años: empaques originales, tonos que no se habían relanzado desde sus primeras ediciones y guiños visuales a la estética que consolidó la marca. Además, la empresaria involucró a su comunidad de seguidores en el proceso creativo, recopilando recuerdos y elementos que consideraban más representativos de esa etapa.
El regreso de King Kylie no se limita al maquillaje. Junto con el lanzamiento de la colección, Kylie Jenner estrenó su primer sencillo oficial junto al dúo Terror Jr., titulado “Fourth Strike”.
Este estreno tiene un fuerte componente simbólico: en 2016, con el lanzamiento de “3 Strikes”, surgieron rumores de que Jenner era la voz detrás del tema, el cual también utilizó para promocionar su línea de glosses. Aunque nunca se confirmó su participación, la canción se convirtió en parte del imaginario pop que rodeaba su figura pública en ese momento.
En esta ocasión, Jenner y Terror Jr. decidieron asumir la narrativa directamente, anunciando oficialmente su colaboración y marcando un nuevo capítulo en su relación con la música.
Este lanzamiento representa un movimiento estratégico para Kylie Jenner, que conecta la nostalgia de su identidad digital inicial con su presente como empresaria consolidada. La combinación de una colección cápsula inspirada en su pasado y un debut musical oficial evidencia cómo las celebridades de la era digital aprovechan su propio archivo cultural para seguir construyendo relevancia.