Cuidar nuestra piel durante el verano es crucial no solo por razones estéticas, sino también por salud. La exposición al sol y las altas temperaturas pueden causar daños significativos si no tomamos las precauciones adecuadas. Aquí te ofrecemos algunos consejos prácticos para mantener tu piel protegida, hidratada y luminosa, permitiéndote disfrutar del verano sin preocupaciones.
El protector solar es indispensable para cuidar la piel en verano. Opta por uno con un Factor de Protección Solar (FPS) de al menos 50, y aplícalo diariamente, incluso en días nublados o si estás mayormente en interiores. Es fundamental reaplicarlo cada cuatro horas durante una jornada normal, y cada dos horas si estás en la playa, especialmente después de nadar o sudar. Este hábito no solo previene las quemaduras solares, sino que también reduce el riesgo de cáncer de piel y el envejecimiento prematuro.
La radiación solar es más intensa entre las 10 a.m. y las 4 p.m. Durante este periodo, busca sombra y utiliza ropa protectora como sombreros, gorras y gafas de sol. Estas medidas reducirán la exposición directa al sol y, por ende, los posibles daños cutáneos.
El calor y la exposición al sol pueden deshidratar la piel rápidamente. Usa una crema hidratante ligera para mantener la humedad y bebe abundante agua a lo largo del día para mantener la piel y el cuerpo hidratados desde el interior. La hidratación es clave para una piel saludable y luminosa.
Durante el verano, el sudor, el protector solar y las impurezas tienden a acumularse en la piel. Limpia tu rostro dos veces al día, por la mañana y por la noche, utilizando un limpiador suave. Esto evitará que los poros se obstruyan y ayudará a mantener tu piel libre de imperfecciones.