La alimentación consciente ha ganado popularidad en los últimos años como una práctica que no solo promueve una mejor relación con la comida, sino que también ofrece beneficios significativos para la salud mental y física. Este enfoque, basado en principios de la atención plena, implica estar enfocado y sin juicio a la experiencia de comer.
Por María José Troya C. Fotos: 123RF
La alimentación consciente es una práctica que invita a las personas a estar presentes y plenamente involucradas en la experiencia de comer. Esto incluye prestar atención a las señales internas de hambre y saciedad, saborear cada bocado y estar conscientes de las emociones y pensamientos que surgen en torno a la comida. A diferencia de las dietas tradicionales que suelen centrarse en restricciones y reglas, la alimentación consciente promueve una relación más saludable y equilibrada con los alimentos.
Y es que, según la Academy of Eating Disorders, ubicada en Estados Unidos, y una delas máximas autoridades en la materia de alimentación e investigación, asegura que aproximadamente el 9% de la población mundial sufre de algún tipo de trastorno alimentario. La alimentación consciente se ha demostrado efectiva en la reducción de síntomas asociados con estos trastornos, especialmente en casos de atracones y alimentación emocional.
1. Mejora la relación con la comida: los estudios han demostrado que esta práctica puede reducir la prevalencia de comportamientos alimentarios desordenados, como la alimentación emocional y los atracones. Al estar más conscientes de las señales de hambre y saciedad, las personas tienden a comer en respuesta a sus necesidades físicas en lugar de sus emociones.
2. Control del peso: Aunque la alimentación consciente no es una dieta para perder peso, investigaciones han mostrado que puede contribuir al control del peso corporal. Un estudio publicado en la revista Obesity Reviews encontró que las intervenciones basadas en la atención plena pueden ayudar a reducir el índice de masa corporal (IMC) y prevenir el aumento de peso. Esto se debe a que al comer con atención plena, las personas son más propensas a elegir alimentos más saludables y a comer porciones adecuadas.
3. Reducción del estrés: La práctica de la atención plena, incluida la alimentación consciente, se ha asociado con una reducción del estrés y la ansiedad. Un estudio realizado por el Journal of Behavioral Medicine mostró que la meditación de atención plena, que es parte integral de la alimentación consciente, puede disminuir significativamente los niveles de cortisol, una hormona del estrés . Al reducir el estrés, las personas también son menos propensas a recurrir a la comida como una forma de manejo emocional.
4.Mejora de la digestión: Cuando estamos atentos a lo que comemos y masticamos bien los alimentos, facilitamos el trabajo del sistema digestivo. La masticación adecuada permite que las enzimas digestivas descompongan los alimentos de manera más eficiente, lo que puede reducir problemas digestivos como la hinchazón y el malestar.
Un primer paso importante es crear un entorno adecuado para la hora de comer. Esto implica hacerlo en un lugar tranquilo, sin distracciones como la televisión o el teléfono. Un entorno calmado ayuda a concentrarse en la experiencia de comer y a estar más presente.
Prestar atención a las señales de hambre y saciedad es fundamental. Antes de comer, pregúntate cuánta hambre tienes en una escala del 1 al 10. Durante la comida, detente periódicamente para evaluar tu nivel de saciedad. Esto puede ayudarte a evitar comer en exceso y a responder a las verdaderas necesidades de tu cuerpo.
Saborear cada bocado es una parte esencial de la alimentación consciente. Esto significa prestar atención a los sabores, texturas y aromas de los alimentos. Comer despacio y masticar bien cada bocado no solo mejora la digestión, sino que también te permite disfrutar más de la comida y sentirte más satisfecho.
Es importante ser consciente de las emociones que pueden influir en la alimentación. Muchas personas recurren a la comida para lidiar con el estrés, la tristeza o el aburrimiento. Al practicar la alimentación consciente, puedes identificar estos patrones y encontrar formas más saludables de manejar tus emociones.