La gurú del biohacking llega a Ecuador y este encuentro promete un verdadero cambio de vida. La experta mexicana compartió más sobre su visión de la juventud, de la belleza, y de cómo reflejamos lo que somos por dentro hacia fuera. En una entrevista exclusiva para COSAS, Nathaly nos contó –con su característico optimismo y conocimiento- el por qué el biohacking es una de las técnicas más revolucionarias e innovadoras de los últimos tiempos.
Por: María José Troya C. Fotos: Cortesía
“Es necesario encontrar la raíz del problema. Los disparadores, mediadores y perpetuadores que hacen que sigas atorado en una enfermedad, en un síntoma o en un proceso que te hace envejecer más rápido. El biohacking tiene muchas respuestas, y todas vienen con la capacidad de ser medidas, mejoradas y comparadas. Esa es la diferencia.”Así lo afirma, Nathaly Marcus, la reconocida experta en Biohacking que, gracias a su visión de la medicina de manera integral, ha logrado llegar a un público diverso de todo el mundo.
Nos cuenta, con mucha confianza, que tiene una edad biológica de 46 años y cronológica de 53. Y es que eso lo ha logrado con tratamientos integrales que no tienen que ver con la belleza física. “No es un solo factor”, sentencia y con eso abre la puerta para entender que el cuerpo es más que el contenedor: tenemos emociones, pensamientos, racionalidad y deseos; todo eso no puede ser tratado de una sola forma y ella lo puede constatar.
Estar bien ha adquirido otra dimensión, Nathaly. Queremos vernos bien, pero a la vez, sentirnos bien ‘desde adentro’ e ir más allá de simples –o complejas- cirugías estéticas.
Así es. Estamos en una nueva era y el biohaking es una promesa que se cumple. Hay una tendencia en el mundo de querer verse bien y vivir más años, pero la medicina ha hecho muy poco para esto; es decir, ha aumentado la esperanza de vida, pero no la calidad de vida. Vivimos más años pero no bien. La mujer vive siete años –en promedio- más que el hombre pero con enfermedades crónico-degenerativas. Y hoy esa conciencia colectiva nos habla de que en efecto, el estilo de vida tiene un impacto muy importante en la longevidad. Queremos envejecer mejor de lo que lo hicieron nuestras madres o abuelas.
Pero ¿no sientes que estamos demasiado ansiosos por encontrar esa fuente de juventud eterna? A costa, incluso, de nuestra salud mental y económica cuando el proceso de envejecimiento es totalmente natural…
Es que la gente sigue creyendo en algo mágico: en una píldora, en el Bótox, con cirugías; todos vamos a envejecer, es cierto. Pero hay formas de hacerlo y en eso estamos trabajando. Después de 30 años de trabajar con pacientes con todo tipo de enfermedades te puedo decir que la verdadera sanación viene de un cambio de mentalidad. Hay que aprender a manejar el sistema nervioso: el cortisol. Todos estamos ansiosos (con la tecnología, la política, el tráfico, las redes sociales) y la gente llega con burnout y eso se evidencia en reflujo, acidez, estrés crónico. Si no cambiamos y bajamos el ritmo y empezamos a pensar en el ahora, a estar presentes, si no aprendemos a manejar las emociones: no hay salida.
¿Cómo encontrar paz cuando la sociedad está al borde?
Tiene que ver mucho con si crees que esa es ‘tú’ realidad y te enganchas vas a vivir en esa matrix. Si no se cuida la alimentación, si no te desintoxicas y tomas alimentos adecuados para cada etapa de tu vida, si no cuidas tus hormonas y tus conexiones sociales con gente que te nutre y alimenta tu alma, si no estás en el presente y no agradeces pues no vas a poder ser resiliente y vivir mejor. Ese es el reto: ser del mundo sin ser del mundo.
Has llegado a ser un referente de salud, de prevención y proyección personal y esto inició gracias a que te convertiste en madre y tu vida dio un vuelco. Años más tarde, incluso ahora que eres abuela, ¿cómo todo esto ha ido mutando?
Soy abuela de dos nietos –tengo tres hijas- y ahora estoy en la menopausia. Y todo se resume a estas vivencias: cada etapa de la vida demanda una mujer más sabia, cada etapa te pide una respuesta diferente para lidiar con algo. Me costó muchos años lidiar con mi cuerpo, luego las culpas: la de estudiar y trabajar tanto, luego esa tristeza de ver a la gente atorada con emociones con las que no saben batallar. Sin embargo, he trabajado mucho con mis emociones y me he dado la oportunidad de tratarme a mi como mujer, no como mamá. Me he quitado las etiquetas de todo eso que la gente espera de mi –ese perfeccionismo, esa entrega desmedida- y desde ahí sé que hago lo que puedo con lo que tengo. He capacitado a millones de personas, he compartido mi conocimiento, tengo tres clínicas, hacemos medicina integrativa, hormonas, sueros, células madre, entre otros tratamientos, y eso te lo cuento porque sé que soy una mujer multidimensional: soy mamá, soy abuela, soy empresaria, soy amiga, pero eso nace de que yo estoy bien. Cuando uno está bien puede cuidar de los demás.
Y para ser todo eso, hay que darse tiempo. Es como si haríamos todo pero ‘a medias’…
Ese es el tema: que siempre vemos lo malo y no lo bueno. Sentimos que somos insuficientes, creo que se necesita una verdadera conexión con uno mismo, con quién eres, con aquello que quieres retener y con lo que quieres dejar ir. Esa pregunta me hago a diario. ¿Qué es lo que no sirve más en mi vida?.
Yo aprendí a pedir ayuda. Aprendí a darme tiempo, a ser disciplinada con aquello que me gusta, con la meditación, hago ejercicio, leo, escribo, voy donde mi terapeuta y esa es parte de la solución.
Hablando de biohacking: eres una de las mujeres pioneras en esta alternativa tan novedosa como impactante. Cuéntanos más:
El biohacking es tecnología, equipos, estudios de sangre que van a ayudarnos a cambiar nuestra biología interna y maximizar nuestro potencial humano. Hemos perdido la sabiduría corporal: tenemos calor? Prendemos el aire acondicionado, ¿tenemos frío? encendemos la calefacción; nos levantamos y acostamos con luz del celular, el cuerpo ya no sabe de horarios; el mundo moderno nos ha alejado de nuestra naturaleza, y de lo que estamos equipados. Entonces los biohackers nos ayudan a resetear nuestro cuerpo, a reparar y recuperar, a desinflamar, y todo esto viene con estudios de sangre, de hormonas. Lo que se busca es volver al equilibrio.
¿La gente entiende que el biohacking poco o nada tiene que ver con lo estético sino con el bienestar integral?
Lo más importante es entender que la belleza sí viene de adentro. Si se desinflama al cuerpo, si apoyas a tus hormonas, desintoxicas y sanas tu microbiota, vas a aprovechar verdaderamente a los alimentos. No somos lo que comemos: somos lo que absorbemos. Entonces los biohackers van a hackear la biología interna, hacen que las células sean más jóvenes, revierten la edad biológica y evitan enfermedades. Entonces, si hoy empiezo a sanar estos pilares he entendido que todo viene desde adentro, siempre y cuando, conozca mi cuerpo y la importancia de lo que me digo a diario.
Las células son personas: escuchan lo que nos decimos, cómo nos tratamos a nosotros mismos, y ante cualquier pensamiento negativo nuestro cuerpo responde: eleva la presión arterial, te da gastritis o colitis. Pero si estás en la capacidad de nutrir al cerebro, eso logra un equilibrio importante. Pero hay que recordar: todo viene desde adentro.
¿Cuál sería la diferencia con la medicina tradicional?
Que esto es integral. No solo se ataca a un malestar, sino a todo lo que lo crea. Se mira al ser humano como un individuo único y que necesita un tratamiento a medida desde adentro. Esto nos dará parámetros reales, medibles y mejorables.
Algunos tips que quieras compartir antes del gran encuentro que viviremos contigo en Ecuador:
Claro que sí: la medicina funcional que yo realizo requiere de cuatro ‘P’:
Planificación: planear tus comidas, tus horarios, tus tratamientos.
Participo: ya no es una dictadura de un solo médico. Ahora, puedes cuestionar, el paciente participa y opina en sus objetivos, sus metas, sus dudas.
Preventivo: si sabes que hay una predisposición para alguna enfermedad, se trabaja en eso desde una visión multidisciplinaria.
Predecible: si sabes que tienes un gen de diabetes, de cáncer, de Alzheimer, etc; se puede guiar el tratamiento específico. Se crea un mapa - diagnóstico, se crea tratamientos a la medida y se arma un plan.